Los super-padres

(Textos sacados de ara.cat sobre el libro de Eva Millet \»Hiperpaternidad\»)

¿Qué es la hiperpaternidad?

Si eres de los que cuando van a buscar a sus hijos a la escuela lo primero que hacen es cargar sus mochilas, o si mientras estáis en el parque les aguantáis el bocadillo para que vayan dándole mordiscos, es posible que os hayáis subido al carro de la hiperpaternidad, un nuevo modelo de crianza exportado de Estados Unidos que convierte a los hijos en el centro más absoluto de la vida familiar.

Con la hiperpaternidad los padres han colocado a los hijos en una vitrina encima de un pedestal para que no les pase nada y se les pueda proteger de todo, incluso de lo que no hay que protegerlos. La consecuencia de estos excesos son niños con poca autonomía, con baja tolerancia a la frustración y con muchos más miedos.

¿Por qué los padres de ahora somos más protectores?

Una de las razones es demográfica. Si sólo tenemos 1,3 niños de promedio, este niño es el centro de atención y de la vida de sus padres. Y no les estamos haciendo ningún favor. ¡Claro que son superespeciales! Pero para ti, no para todo el mundo, y tienen que acostumbrarse a que no son el centro del Universo. Las familias antes eran más extensas y todos -abuelos, tíos, primos- participaban en tu educación. Ahora no, el modelo está blindado y no aceptamos comentarios ni críticas de la tribu. Además, tenemos a los hijos de mayores y importamos a la crianza las herramientas del trabajo. Y también hay una competencia brutal entre padres: los niños son ahora signo de estatus. Son una proyección de ti mismo y sus metas son las tuyas. Todo tiene que ser perfecto: la casa, el coche, los dientes y, también, el niño.

¿Cómo son los hiperpadres?

La hiperpaternidad se caracteriza por una atención excesiva a los niños y una perpetua supervisión. Los padres resuelven sistemáticamente los problemas a sus hijos y esto tiene consecuencias, porque los estás haciendo menos autónomos. Otra característica es justificarlos continuamente y estimularlos precozmente. Hay una tendencia a intentar que los niños lo hagan todo lo antes posible para que sean superniños, pero esto tiene dos derivadas. Estamos quitándoles a los niños lo más importante de la infancia, que es el tiempo para jugar, y no tienen tiempo para aburrirse, y del aburrimiento puede salir la creación. Está bien que hagan alguna actividad pero como máximo deberían tener tres tardes ocupadas, y ya me parece mucho.

¿Cómo podemos saber si nos hemos convertido en hiperpadres?

Hay dos señales. Una, si no eres capaz de observar a tu hijo sin intervenir a la primera oportunidad. Y otra es cuando se habla en plural de los hijos: \»Hoy tenemos un examen\», \»Hemos aprobado\», \»Hemos suspendido\»…

Los hiperpadres también intervienen mucho en la escuela.

Está bien que los padres se impliquen en la escuela, que colaboren, pero cada uno tiene que saber cuáles son sus límites. El problema es que a menudo termina en enfrentamiento.

Elegir escuela provoca mucho estrés a los padres.

Y no debería ser así. Los niños deberían ir a la escuela del barrio. Pero existe la idea de que tienen que ir a la escuela perfecta donde hacen la última técnica pedagógica. Es un estrés. Los padres visitan 25 escuelas, hacen excels y luego no se fían de la escuela a la que lo acaban llevando.

 

¿La crianza natural o maternidad intensiva puede ser un problema?

La maternidad se ha profesionalizado en el sentido de que hay mujeres que hacen de la maternidad su trabajo y se definen como full time mums. Se acaba enloqueciendo. El niño es tu referente pero tenemos que tener otras actividades en la vida.

¿Y cuál es el antídoto para revertir la hiperpaternidad?

El underparenting o sana desatención de los hijos. Como padres nuestro trabajo es estar pendientes de los hijos pero sin intervenir a la primera ni hacer un drama. Si la niña está desganada no quiere decir que tenga anorexia, y si un día no la dejan jugar al fútbol no es bullying. Pongo el ejemplo de la mochila: cuando el niño sale de la escuela no le tienes que llevar la mochila como si fueras su mayordomo. Si pesa, sácale un par de libros. Lo tienes que hacer responsable de sus cosas. Y también dejar de preguntarle todo: \»Quieres dormir?\», \»¿Quieres comer?\», \»Quieres un Dalsy?\»… Hay esta idea de que la familia es una institución democrática y no, la familia es una jerarquía: los padres arriba y los niños abajo. Todos participamos pero no le puedes preguntar a un niño de 3 años qué quiere para cenar.

¿Cómo son los hijos de los hiperpadres?

-Más miedos: Los niños que han crecido entre algodones, que no se han tenido que enfrentar a ninguna dificultad porque sus padres les han resuelto todos los problemas y que, además, han visto que los padres los defendían ante cualquier situación son niños inseguros, con más miedos que nunca. Tienen miedo de decir que no, de decir que sí, de decidir, de la comida, de perder, de los animales… El miedo es una emoción básica, imprescindible para nuestra supervivencia, que nos paraliza o nos hace huir. Hay muchas tipologías de miedos: los hay con los que se puede convivir fácilmente y los hay que nos pueden llegar a amargar la existencia. Para superar el miedo, dice Eva Millet en su libro, sólo hay un camino: enfrentándose a él. Hay que enseñar a los niños a dominar los miedos.

-Baja tolerancia a la frustración: Los hijos de los hiperpadres suelen tener una tolerancia muy baja a la frustración porque los padres, con las mejores intenciones, pretenden ahorrar al hijo esa sensación desagradable que supone no conseguir lo que quieres. Eva Millet asegura que se ha llegado al punto de que incluso hay padres que justifican ciertas actitudes inaceptables del hijo con el argumento de que \»tiene una baja tolerancia a la frustración\».

-Poca autonomía: Los niños a los que siempre se les ha dado todo hecho son criaturas con muy poca autonomía, es decir, con muy poca capacidad de hacer algo por ellos mismos porque no se les ha dado la oportunidad de aprender a hacerlo. Esto les genera inseguridad y falta de confianza en sí mismos porque necesitan el apoyo de sus padres para hacerlo todo.

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