(Artículo traído del blog de José Manuel Cidre, Psicólogo en el COF)
Una pareja camina cogida de la mano hacia el horizonte, sin decirse nada, mirándose con ojos arrobados, dando algún brinco extemporáneo, mientras la banda sonora de la película sube de volumen y al espectador se le viene a la mente la frase; “…y fueron felices y comieron perdices”.
Muy generalizada en el imaginario colectivo, la ilustración que se acaba de describir suele evocar el concepto de amor, en general. Un estado de elevada y placentera actividad emocional, en el que, como todos los demás procesos que implican fuertemente a las emociones, nuestras capacidades racionales quedan seriamente limitadas.
El amor modifica nuestro cerebro e induce a cambios en nuestro sistema nervioso central, pues activa un proceso bioquímico que se inicia en el córtex, da lugar a respuestas fisiológicas intensas y produce una gran sensación de euforia (similar al de algunas drogas como la cocaína), aunque también tiene un efecto sobre las áreas intelectuales del cerebro y puede afectar a nuestros pensamientos. Dicho de otro modo, cuando nos enamoramos… ¡estamos drogados! ( Jonathan Gracía-Allen. Psicología del amor: así se enamora nuestro cerebro. En psicologiaymente.com)
Ahora bien, como apuntan muchos autores, este curioso estado mental es pasajero, hablamos de una etapa, la primera, dentro de la experiencia amorosa. Para diferenciarla le llamaremos amor romántico.
Veamos ahora un brillante texto del terapeuta familiar Frank S. Pittman III dentro de su libro Momentos decisivos. Tratamiento de familias en situaciones de crisis, en el que el autor hace referencia a las crisis matrimoniales y su relación con las creencias que albergamos acerca del amor. Nos ayudará a comprender mejor el proceso.
Lo más típico es que la bruma romántica continúe obnubilando a los cónyuges durante meses… a la mayoría le resulta un poco triste perder ese reluciente halo romántico. Comienzan a advertir que su cónyuge es menos maravilloso que lo que habían pensado; no sienten la misma intensidad sexual; incluso pueden aburrirse. Tal vez les irriten las flaquezas de su compañero, incluso las muestras más sencillas de humanidad… Tal vez se pregunten si han cometido un error al casarse, o al casarse con esa persona en particular. A veces la relación es lo suficientemente buena para que ambos puedan reconocer el fin del romance, y considerarlo como el comienzo del matrimonio…
Hay cierto número de personas que entran en pánico cuando el romance se termina. O bien rechazan al cónyuge por defectuoso, o corren en pos de una nueva relación con la esperanza de que les brinde un romanticismo permanente y sin altibajos.
Los que necesitan el constante estímulo de un romance tórrido, aparecen como personalidades peligrosamente psicopáticas, pero suelen tener cierto atractivo y ningún tipo de dificultad para encontrar compañeros que les permitan llevar una vida de conmociones psíquicas continuas. Es evidente que el matrimonio no puede proporcionar un estado de romance continuo, y la gente adicta a éste es incapaz de llevarlo adelante. Pero no todos los que se casan lo saben. Y algunos no lo aprenden ni siquiera después de muchos matrimonios. (Frank S. Pittman III. Momentos decisivos. Tratamiento de familias en situaciones de crisis. Paidós Terapia Familiar, 1990).
Como insinuábamos en la introducción, en nuestra época; el cine, la literatura, los medios de comunicación… contribuyen diariamente a identificar amor, con amor romántico o enamoramiento. De esta forma, muchos abrazan la idea de que cuando se evapora la vorágine de sentimientos asociados a este amor romántico, lo que se evapora es el amor, y es precisamente al revés, en ese momento es cuando nace el amor, el amor maduro que, cual criatura recién nacida, hay que rodear de cuidados.
José Manuel Cidre
Hola José Manuel. No estoy de acuerdo qué denomines TIMO a un periodo en la pareja de enamoramiento y ilusión, timo suena a engaño y mentiras no se puede llamar timo, a los momentos tan bonitos de ese periodo de nuestras vidas, yo soy mayor recuerdo con qué ilusión ,esperaba a mi novio ,y cuando lo veía llegar ,me daba como se suele decir ,un vuelco el corazón ,sé que es una frase popular ,pero es la que mejor identifica la emoción que tiene cuándo El llega, la ilusión que sientes ,cuándo hacemos proyectos ,de la vida en conjunto y cuando prepara tu futuro hogar, qué tiempo más bonito, para nada es un engaño. Y tampoco estoy de acuerdo que se termine con el matrimonio, con qué ternura nos mirabamos cuándo nació mi primera hija rebosa qué miradas de amor uno por el otro, y cuándo nació el segundo 7 años después nuestras miradas seguian igual de tierna. Yo he tenido la suerte de de vivir mi enamoramiento 25 años he sido ama de casa no he trabajado en la calle, y después de tantos años cuando mi marido llegaba del trabajo, lo miraba con el mismo amor ,sentía que en ese momento mi casa estaba llena.Hasta que Dios se lo llevó de mi lado. Las parejas no cambian, lo que ha cambiado es el sistema de vida de las parejas, en esta generación actual normalmente trabajan los dos, tenemos más necesidades, más estrés el matrimonio está menos tiempo al día juntos y el poco tiempo tienen muchas cosas que organizar, la casa, los niños, se termina el día cansados sin tiempo de relax la pareja con su intimidad, y terminan desilusionado y regaña por cualquier cosa y no se aguantan unos a otros ,y por desgracia, las separaciones aumentan por días ,aburridos no porque el matrimonio sea un Timo, ni dejemos de ser románticos ,es el sistema ,y la época en que les ha tocado vivir. Por eso acudimos a los psicólogos casi siempre con depresiones y pedimos ayuda y mediadores los que no queremos romper nuestro hogar. Esta es mi visión particular.
¡La persona real!
¡La persona real!
Estoy de acuerdo contigo, Carmen, que aquellos primeros años de la relaciones tan preciosos, cargados de emociones… no eran un timo.
Para mi también fue una etapa muy bonita de mi vida. Eso no fue un engaño, una ilusión… un timo…¡fue una realidad vivida!
Lo que puede ser un timo es pensar o vivir que en eso consiste «el único y verdadero amor».
Oigo de parejas que se separan porque «se nos acabó el amor.»
En realidad lo que se ha acabado es el periodo de emociones en el que nos daba un vuelco el corazón cuando veíamos a nuestro amor.
Pido disculpa no sé escribir mejor no tengo estudios superiores
Hola. Efectivamente Carmen. Tienes todo el derecho del mundo a reivindicar el enamoramiento y el amor que viviste con tu esposo. Es más, te doy la enhorabuena por ello. El poner la palabra «timo» en el título de la entrada se dirige sobre todo al entramado de; «cine, literatura, medios de comunicación» y añadiría, publicidad que identifica el amor sola y únicamente con esa primera etapa de «acaramelamiento» mutuo e idealización del otro que no es ni conveniente, ni posible que dure para siempre. Ojalá todos pudiéramos decir que hemos conseguido un amor adulto como el vuestro, viéndonos mutuamente como personas (no como seres ideales) y alimentándolo de los buenos momentos, para así poder afrontar los malos momentos, que siempre vienen, y ante los que el pretendido «acaramelamiento eterno» no puede hacer nada. Me alegro mucho haber leído tus palabras.